“Mi primer gol… y el primero de muchos”: Jesús Lira y el grito que hizo familia

Foto por Nicole Marcano

Jesús Lira, jugador Sub-18 de Paria F.A., vivió un momento inolvidable al marcar su primer gol como futbolista. Lo hizo en el último minuto del partido, para empatar, con la emoción a flor de piel y el corazón latiendo fuerte. Para él, Paria no es solo un equipo: es el lugar donde ha crecido, donde se siente en familia y donde encuentra felicidad todas las semanas.

Un gol para recordar

Cuando el partido parecía perdido, apareció Jesús. Fue una jugada rápida, decisiva. El balón terminó en la red y con él, estallaron los gritos, los abrazos, la emoción. Pero para Jesús no fue solo un gol: fue su primer gol, el primero que marca desde que comenzó su carrera como jugador. Y no pudo llegar en mejor momento.

“Bastante bien. Es mi primer gol en toda mi carrera como jugador, y espero que sea el primero de muchos”, dijo aún jadeando tras el pitazo final. Lo que más impacta de su testimonio no es solo el logro, sino la emoción que transmitió al vivir ese instante tan esperado con sus compañeros y entrenadores.

El gol de Jesús no solo empató el marcador. Fue una declaración de crecimiento, de esfuerzo y de amor por lo que hace. Porque en Paria cada paso cuenta, y cada avance se celebra como colectivo. El fútbol, aquí, se siente con el alma.

Paria: un lugar donde se crece y se es feliz

“Paria es familia. En verdad, es mi lugar de felicidad. Cada vez que veo el reloj y es hora de entrenar, me alegro bastante porque estar aquí es como estar en casa”, confesó Jesús con la sinceridad de quien habla desde el corazón. Sus palabras resumen lo que Paria representa: un espacio seguro, motivador y lleno de sentido.

Este joven futbolista no solo ha crecido en la cancha, también lo ha hecho como persona. “He crecido demasiado, en niveles extraordinarios como jugador y como ser humano”, asegura con gratitud. Y es que Paria no es un simple club, es una comunidad que acompaña y forma para la vida.

La historia de Jesús es testimonio vivo de cómo en Paria se forma con valores, con alegría y con pasión. Aquí no solo se entrenan habilidades, se cultivan sueños. Y cada gol, cada aplauso y cada sonrisa, son prueba de ello.

Por: Luis Bigott